Escrito por
ZuleTsikieru Manaká se localiza en la localidad de Tierra Blanca. El lugar está formado por piedras con diversas formas, entre ellas animales sagrados como lobos, conejos, altares para niños, e incluso, la virgen de Guadalupe.
Los mara'akate cuentan que cuando se empezó a crear la tierra, como la conocemos ahora, los primeros habitantes eran antropomorfos (con forma de animales). Algunos de estos seres sagrados se quedaron en este lugar transformados en piedras, ello después de la primera salida del sol.
En el sitio hay un xiriki (casa de los dioses y depósito de ofrendas), donde se dejan ofrendas como maíz molido, velas, jícaras, flechas, monedas para pedir por el bienestar de los animales, de las familias, para el levantamiento de una buena cosecha de maíz, frijol, calabaza, entre otros.
En este lugar se realizan ceremonias tradicionales wixaritari. Se sacrifica a un becerro o borrego, para ofrendar a los ancestros o dioses que se convirtieron en las figuras que allí existían. Con esto se pide para que haya una buena cosecha, un ganado próspero y el bienestar de todos.
Los portadores de este patrimonio biocultural son el pueblo wixárika, que continuamente visitan el lugar para dejar ofrendas. El pueblo o ́dam habita principalmente en esta comunidad, sin embargo, reconoce este lugar sagrado del pueblo wixárika.
Por lo cercano del sitio con la carretera y poblaciones, existen muchas rayaduras y tallones en las piedras. En ocasiones aparecen en ellas figuras de animales u otras con groserías, por lo que los wixaritari consideran necesario cercar el sitio, para su protección.